martes, 29 de mayo de 2007

La cueva de las flores

08 de abril, 2007:

Llegué a Oaxaca antes de viernes santo... lo sé porque me lo recordó la persona que no esperaba encontrarme, y me refiero a Loreto, que me la topé en la plaza del pueblo, cuando ésta salía de la iglesia. Sin embargo, cuando me vio, me dio una regañiza, porque según ella, aún no tenía permiso para regresar. Le dije que sólo había regresado a Tonalá por unos asuntos personales, y claro, por unas botellas de mezcal.

Loreto chasqueó la lengua como hace siempre que está enojada. Me dijo que esta vez no tendría tiempo de atenderme, que ella también estaba ocupada en sus negocios, pero con gusto me vendería el mezcal. Al dirijirnos a su tienda me pidió ir al parque cerca de las 4 pm, pues conocería a una persona que me hará reflexionar sobre el camino...

Después de saludar a mis parientes, me fui directo al parque (un lugar denominado "la sabinera"), y para mi sorpresa me encontré a una persona balanceándose en el columpio, mientras disfrutaba su cigarrillo. Tenía botas, pantalón de mezclilla, camisa pegada a su cuerpo enjuto por su sudor, y un sombrero negro. Me miró fijamente y me dijo que se llamaba Fidencio.

Noté que Fidencio no estaba tan viejo, eso sí, era menor que Loreto; pero me reprendió. Me instó a que no lo observara demasiado, que los detalles estaban de sobra, y es más, me dijo que si insistía en "estudiarlo", me daría un susto tremendo. Le dije que estaba bien, que no tuviera cuidado.

"Aún no te has vuelto sensible. Así que Loreto me ha pedido que te dé una lección".

Le pregunté si se debía a que no debía regresar a Oaxaca. Me dijo que me estaba ganando muchas limitaciones por mi estupidez.

Subimos a su camioneta y nos dirijimos cerca del boquerón. Nos detuvimos a los pies de un cerro que yo ya conocía: la cueva de las flores.Le pregunté que si teníamos que escalar hacia la cueva. Me dijo que dejara de realizar preguntas cuyas respuestas ya sabía.Mientras subíamos le iba platicando que ya había subido anteriormente con mi tío. Me reprochó que respirara en vez de hablar.Cuando llegamos a la cueva, me di cuenta de las pinturas rupestres que aún se mantenían intactas. Por fin habló Fidencio.

"Sé que ya habías subido a esta cueva; incluso tienes fotos de las pinturas, pero lo que no sabes es el significado de éstas. Son la muestra del poder".

En realidad no quise comprenderlo. Le dije que después de todo, estaba ahí para conocer la versión "fidencio" de la cueva.

"Estás aquí porque me pidió Loreto que te diera una lección".
"Vine a aquí por mezcal, no para una nueva tarea".
"¿Quieres mezcal?"
Fidencio movió unas piedras que estaban cerca de él y sacó una botella de mezcal.
"Bébelo. ¡Bébelo todo!"

Sin más, le obedecí y cuando me acabé la botella, Fidencio me aporreó contra la pared de la cueva y comenzó a golpearme. No podía mover mi cuerpo, no podía mover ningún músculo para defenderme.

Una vez golpeado, miré hacia las pinturas, y noté que estaban brillando. Era un resplandor hipnotizante. Mientras me concentraba en el fulgor, escuché un extraño canto [posiblemente en mixteco], y luego escuché extrañas voces femeninas que cuchicheaban en mi mente; hablaban algo con lo de ser sensible, pero, de repente, una voz se me hizo familiar, una de las voces femeninas me contaba un secreto, pero en ese momento, Fidencio me empezó a golpear en la cara.

Lo último que escuché de Fidencio era que buscara a una tal Magaly que vive en Huajuapan; ella se encargaría del resto de la lección. Y posteriormente me levantó agarrándome del cuello, y me dijo que era hora de volar.

Me arrojó del cerro y caí rodando.

Cuando desperté estaba en casa de mi tío.

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