martes, 29 de mayo de 2007

Encuentro reflexivo

23 de abril, 2007:

Ya ha sucedido aproximadamente una semana que regresé de Oaxaca, y pensando que me iba a acoplar de manera automática a mis rutinas y olvidar todo lo referente al mundo abstracto de mi benefactor y Loreto, me topé con una persona que asegura conocerme. No le doy mucha importancia, sin embargo, la plática que mantuvimos me hizo reflexionar, ver el mundo ahora con nuevos ojos.

Había llegado cerca de las 3 de la tarde a la Universidad, no había ningún estudiante o maestro, salvo los encargados de la limpieza y uno que otro guardia cerca del lugar donde me fui a sentar. Dedico el tiempo a algunas lecturas para desaburrirme, pero en este caso leía para presentar una exposición que tengo aún pendiente, y que presentaré en la primera semana de mayo.

La persona que se acercó furtivamente hacia donde estaba, se presentó como don Pascual, y me dijo que me andaba buscando desde hacía una mes. Pensé que era algún trabajador del aseo. Le pregunté la importancia que tenía de localizarme.

En realidad no urgía el encuentro y no valía la pena para iniciar recuentos, simplemente estaba ahí para ayudarme a "volver a tener confianza en mí mismo". Me advirtió que mantuvieramos la conversación por lo menos una hora, que era suficiente para "recapitularme." Le dije que no sufría problemas de autoestima, sin embargo daba la impresión de ser un pesimista, aunque en realidad mi actitud es algo realista. Don Pascual comenzó a reírse.

"Mira, muchacho. Ya sé que tienes nuevas tareas. Pero creo que necesitas un 'manager', sé que le has estado echando ojo a ciertas personitas... (ya sabes a lo que me refiero), has estado indagando de tu posible éxito con la gente que tienes cerca... créemelo, no progresarás si sigues con cierta actitud".

Le dije que a esas tales personitas, más de lo que él imaginaba, para mí, simplemente existía cierta admiración. Que de la tal personita, sólo me agradaba su carácter. Don Pascual volvió a reírse.

"Sí, es cierto, pero ¿has hablado con ella? Dime, ¿alguna vez te ha dirigido ella la palabra? Te tiene miedo, y tú le tienes miedo a ella. Recuerda que la timidez nos obliga a aferrarnos a algo que sólo existe en nuestra mente. Muchacho, no te dejes llevar por lo que ves, tienes que hablar con la gente para saber cómo es realmente".

Le pregunté a don Pascual si me estaba sugiriendo a arriesgarme hablar con tal personita. Me dijo que no, que en realidad el riesgo es con toda la gente que creo admirar.

"Seamos sinceros. Estoy aquí, porque tu último encuentro con Loreto, te dejó algo apendejado. Viste visiones que creían ser el futuro [se carcajeó], y ahora crees que puedes ver las señales. No m'hijo. No es nada de lo que tú crees. Los consejos que te dieron en Oaxaca, de volver a crear el puente para estar con la gente, se supone que era psicología inversa, pero al parecer no entiendes las indirectas".

Le dije que tales instrucciones las empleo al pie de la letra, porque mi benefactor me lo había indicado así.

"No, no, no, y no. Te vas a meter en un lío... o te destruyes, te apendejas más, o vas a terminar destruyendo la vida de los que te rodean".
"¿Está sugiriendo que tengo que retirarme de mis conocidos?".
"¿No alguien te dijo una vez que no hagas preguntas de respuestas que ya sabes?"
"No lo sé todo, don Pascual..."

Don Pascual chasqueó la lengua, y me preguntó que era lo que estaba leyendo. Le explique que eran artículos de Flores Farfán y Rose Lema, el primero era acerca de las replicas sintácticas que realizan los indígenas al hablar español y el segundo acerca de la ergatividad de la lengua maya. Meneó la cabeza y me dijo que perdía el tiempo.

"¿Perder el tiempo, dice?"
"Pierdes el tiempo en concentrarte en cómo actuar con la gente. Nosotros no pensamos en actuar, simplemente actuamos. Apuesto que has metido la pata en cosas que no te incumben. Pero tu lengua es tan chismosa que no mide lo que dice..."
"Entonces quiere que piense antes de hablar... ¡Qué contradicción!"
"Eres un imbécil... lo que te pido es que escuches la voz del espíritu, tu voluntad necesita activarse".
"Y qué sugiere..."
"Confronta a esa personita, y sabrás lo que te digo..."

Le advertí que no hacía tal cosa por el temor de perder su amistad. Me dijo que ese era el chiste, además mi cambio drástico aún no venía, y que lo necesitaba para poder pasar a las siguientes tareas. Me dijo que me apresurara y que no me dejara embargar por las decepciones, que siguiera adelante, sin importar la reacción de los demás.

Luego de un breve silencio, don Pascual me pidió que lo esperara un segundo, porque tenía que ir al baño...

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