domingo, 29 de julio de 2007

Sueño # 1

Era increíble la capacidad de poder soñar con tanta libertad. Había recordado ciertas leyes de los mescaleros, pero algo me decía que jugaba con fuerzas de otra índole. El primer sueño tiene un anfitrión, y al parecer así se irán desarrollando tales sueños: la revelación de una gran verdad.

Me encontré caminando por aquellos caminos de terracería, en un amanecer fresco. Tenía que caminar tantos kilometros para tener acceso a la comunidad. No pasaba ningún automóvil que me pudiera dar un aventón. Iba tan concentrado pensando en mis planes; voces de una asesora me reprochaba, sabía que después de todo estaba soñando.

Un perro comenzó a ladrarme, había surgido de la nada. Encontré una piedra para poder ahuyentarlo, y antes de que lanzará mi defensa, un hombre con escopeta en mano emergió de la selva. Tranquilizó a su perro, y yo para darle confianza le pregunté si me faltaba mucho para llegar a la comunidad. El hombre me dijo que me faltaban 5 kilometros aún.

Le pregunté como se llamaba, me dijo que Silverio. Me dio la espalda después y se internó en la selva, me gritó en su lengua que lo acompañara, pero le respondí que necesitaba llegar a la comunidad cuanto antes. Me apuntó descaradamente con su escopeta, me amenazó y me dijo que era vital que lo acompañara. Sin encontrar otra opción, tuve que acceder. Me preguntó mi nombre y le respondí que me llamaba "Yef", don Silverio empezó a reírse y decir que mi nombre era extraño. De hecho lo era, y no me explicaba el por qué decidí utilizar tal nombre.

"Iré al grano... no puedes entrar a la comunidad por que estancas el progreso..." Me dijo don Silverio en un claro español. Le pregunté a qué se refería con "estancar el progreso." Meneó la cabeza con reprobación.

"Debes tener cuidado con todo lo que sucede... debes mantener la mente centrada sobre lo que se supone se debe hacer cuando se está haciendo un acto. Si dejas que tu pensamiento se dirija hacia donde sientes que pasa algo interesante, algo novedoso o distinto a lo que antes habías sentido, tu energía seguirá a tu mente e interferirá con la tendencia que tiene el cuerpo a alcanzar un balance natural por sí mismo.

"No esperes a que pase algo; no dejes que tu mente se nuble con las mil sensaciones que van a acontecer. Muchas de esas cosas son simplemente fantasmas y respuestas que el mismo cuerpo tenderá a anular cuando se equilibre tu energía. Le has dado valor a lo pasajero olvidando lo que perdura. No debes comenzar a analizar o evaluar los fenómenos preguntándote el por qué de las cosas... Ten cuidado con lo que pase pero no te pierdas en ese estado permanente de atención.

"Si solamente ves el camino, pierdes el ritmo de tus pasos, porque deseas acomodarlo a las imperfecciones del camino. Es por ello que debes tener una actitud de regulación sin regular, del control sin controlar".

Me quedé en silencio, todo eso me recordaba a las enseñanzas de los mescaleros. La verdad no entendía tales consejos, para qué me iba a servir. Justo cuando pensaba aquello, el perro me saltó y sus fauces se dirigieron a mi cara, sentía que el perro me deshacía todo el rostro. Luché por quitármelo, pero sentía un dolor electrizante. Don Silverio tomó su escopeta y disparó contra el perro. Al levantarme, no tenía ningún rastro de sangre. En cambio el perro respiraba cortantemente. Me quedé asustado y justo cuando le iba a preguntar a don Silverio la actitud de su perro, me calló y me dijo que prestara atención...

El perro según había atacado uno de los problemas que tanto me afligen. Para mi sorpresa el perro comenzó a hablar, dándonos el diagnóstico a don Silverio y a mí.

"Tiene un problema de regulación del pensamiento".

Miré a don Silverio extrañado y él me aclaró mi duda.

"El aspecto emocional de la mente es muy poderoso y cualquier idea está fuertemente conectada con el lugar en donde nació... su origen, pues".

El perro continuó hablando con un extraña voz imperiosa.

"Si no cortas las ideas de su fuente, tu pensamiento estará determinado por una atadura psicológica; seguramente no podrás regular tu energía, porque tus pensamientos estarán rígidos y atados a tu cuerpo o a las formas externas. Debes darte cuenta de que aún cuando detengas el flujo aleatorio de pensamientos que atraviesan por tu mente, nuevas ideas y nuevos pensamientos se generarán".

"Así es, el pensamiento nunca para". Dijo don Silverio de manera airosa.

"Te asombrarás al darte cuenta de que no sabes ni cómo ni cuando, ni siquiera en que etapa de los actos, todo inicia. Simplemente está ahí. Sucede como cuando cierras los ojos y estás acostado, ves colores y quisieras que no se movieran; ese azul o ese destello morado quieres conservarlo pero ahora tiende a ser verde y por más que intentas conservar el color lo pierdes. Eso se llama perder el centro, y perder el movimiento circular de la luz.

"Mientras no suceda así, mil colores, formas y pensamientos pasarán. Todos los pensamientos te llevan al origen que está oculto en tu inconsciente o en tus ataduras arquetípicas, y por lo tanto no podrás llegar a ellas de manera consciente." Dijo el perro y murió.

Don Silverio asentía con la cabeza y terminó el sermón de aquel perro.

"...Es por ello que el espíritu consciente te lleva al palacio de los demonios. Por ello te sentirás confuso, disperso, con miedos frecuentes y finalmente te sentiras intranquilo y cansado. Tu estado emocional se romperá y deberás dejar tus actos para otra ocasión".

Le pregunté a don Silverio qué era lo que trataba de decirme.

"No seas terco a los planes e ideas. Debes ser consciente de lo que está ocurriendo, pero no le debes prestar atención. Todo esto te servirá para tus encuentros futuros, por favor, analízalos".

Salí de la selva, y me encontré sentado en la cama, mirando mi único vínculo con la voz distante. Estaba despierto, eran las cuatro de la mañana, para mí más que un sueño fue una especie remembranza. Sé que había escuchado todo eso antes...

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