jueves, 2 de agosto de 2007

Sueño # 2

Caminé con cierto cuidado sobre aquellas piedras de antaño, era un camino empedrado lleno de verdín. Los árboles susurraban con el viento los gritos de lucha que alguna vez se realizaron en aquel santuario. Encontré una hermosa piedra labrada, era la imagen de un hombrecillo sentado. Escuché la voz de una mujer de nombre Aurora dándome la bienvenida a aquel lugar. Era el santuario de la Cruz Parlante, lugar sagrado maya en donde inició la guerra de Castas. Nunca había visitado ese lugar. Cuando se presentó Aurora, le dije el nombre que había utilizado con el cazador: "Yef".

"Muy bien, Yef, estás aquí para cargarte de energía". Me dijo Aurora en la lengua maya. Yo quedé estupefacto, porque sabía que estaba en un sueño, miré entonces aquella figurilla que había encontrado en mi camino. "Ven, ven, entremos para que veas la cruz. Estoy ansiosa de saber qué es lo que te revelará".

Entramos a aquel santuario, y me quite los zapatos. Aurora me llevó al frente de la cruz y me dijo: "No creas que la cruz te hablará, eh..." se sonrió. Me indicó que cerrara los ojos y que dejara llevar mi mente hasta el infinito. Me tocó las sienes y después me dijo:

"Sí... Debes tener confianza en ti mismo. No debes escuchar a personas sin experiencia o a charlatanes que no están familiarizados con el conocimiento del método de alimentar la vida. Tampoco si no saben nada sobre la salud y el estado del cuerpo. Algunas personas se jactan de conocer y hablan mucho, pero es bien sabido que el sabio calla, y que el parloteo indica ignorancia...

"Cada quien aprende de manera diferente; el cuerpo de cada uno de nosotros es diferente y la forma en la cual dan sus resultados los actos de una persona como tú, es diferente. Habrá personas que con poco ejercicio logren mucho y habrá otros que sientan primero modificaciones en su espíritu que en su cuerpo.

"Así mismo habrá quienes cumplan antes con sus designios de la vida y quienes vivan por muchos años. Eso nadie puede saberlo. Por lo tanto, lo que se debe hacer es tener confianza en su entrenamiento y en valorar sus logros. La salud y la felicidad del individuo será la mejor medida del éxito en los actos".

Le pregunté que todo lo que me había dicho, qué tenía que ver conmigo. Se sonrió misteriosamente, y prendió unas velas frente a aquella cruz, y musitó en la lengua mística...

Me dejé llevar por aquella melodiosa voz, y de repente algo me hizo quedar rígido. Sentí como si unas manos gigantescas me hayan apretado todo el cuerpo. Escuché una voz como de trueno y me comenzó a hablar:

"Cuando actúas debes tener confianza en lo que se está haciendo y no dudar de su validez o cuestionar lo que es correcto o lo que es incorrecto. Si al principio empiezas con dudas, no lograrás llegar a ningún lado... y si empiezas con cuestionamientos... entonces no podrás continuar, porque ello te alejará del camino. Entonces, tú no lograrás nada y por lo tanto tu práctica nunca terminará.

"Deberás tener paciencia, y fuertes deseos y confianza en alcanzar tus metas. Hacer las cosas fáciles y siendo natural cuando realices tus actos, son las reglas más importantes. No pierdas la práctica pensando si lo haces bien o mal, no pierdas la forma pensando que ello te dará un aspecto externo. Lo que tú logres en tu interior necesariamente se habrá de reflejar en tus acciones externas y todos los que te rodean lo sabrán. Serás humano y benévolo, serás sano y fuerte y siempre serás joven aun cuando ya hayas pasado más allá de la mitad de tu vida...

"Entonces encontrarás que no hubo tiempos perdidos, que no hubo progresos lentos. Entonces todos acudirán a ti a beber en tu fuente, porque tus actos harán que lleves vida dentro de ti y podrás darla, pues serás una fuente inagotable de riquezas. El tiempo que te lleve lograr eso no será poco, pero no desesperes, hay viejas historias en las que los mayas como nosotros lograron el camino máximo en menos de mil años..."

Lo último que vi fue los ojos rasgados de Aurora, y su sonrisa misteriosa. Se despidió de mí, y me dijo en la lengua mística que sea paciente y persistente, que esas eran mis armas...

Desperté sentado mirando el estacionamiento del hotel. Miré las estrellas, y le hablé a esa voz distante. Todo iba bien, me sentía recargado de energía. Una extraña sensación en mi cuerpo me decía que estaba completo, sin embargo, como todo mescalero, supe que esa energía era un estado pasajero...

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