viernes, 13 de julio de 2007

Mala noche

Tuve una fuerte discusión con mis padres. Sé que los lastimé con mis comentarios, pero ahora estoy reflexionando en el techo de la casa, para que el viento me brinde poder para aclarar mis errores. Sé que el viento en la noche es un ente peligroso que puede destruirnos, pero aun así lo quise retar.

Descubrí cuál fue el factor que hizo que todo se convirtiera en discusión: fue mi voz. Mi voz, al hablar, se escucha como si fuese un ser irascible, imperativo, etc., etc. ... No me creía a mí mismo. No podía ser mi voz, pero realmente lo era...

"Tienes que modular tu voz..." Me escuché decir a mí mismo. Me reproché que mi voz es tan natural, que yo no tenía la culpa de que mi voz sonara a la de un ser amargado. "No puedo modularla..."

"Sí puedes modularla... has modulado muchas cosas, muchacho. Has modulado tu defecto de sesear; has modulado... no tengo que decirte todo... tu voluntad es un ejemplo de ello..."

De repente me vi sentado en el pasto, mirando la inmensidad de la selva. Don Gaspar estaba sentado detrás de mí. Le daba la espalda, al parecer no quería que tuviésemos una conversación frente a frente. Quise mirarlo cuando me dijo que un aprendiz tiene la prioridad de manipular su voluntad, pero me dijo que no virara a verlo. De repente sentí una leve comezón en el cuello. Tenía una gasa. Algo me había sucedido...

"Tienes un problema muchacho, tienes baja la moral... y ese es tu problema..."

"¿De qué está hablando?"

"Te veo... un niño que ha sido lastimado, ha sido doblegado, y se siente fracasado... su voluntad está dañada..."

Le dije que yo no sufría de baja autoestima. Que me sentía de lo más normal. Don Gaspar se río de mí. "Has memoria..." Hice lo que me pidió, pero no recordaba nada, o simplemente yo no quería acceder a mi pasado.

"Sí. Es un niño incomprendido, terminas las actividades a tiempo, y no dejas a los demás trabajar. La maestra te regaña por eso. Tus dibujos, te dice que no los hiciste tú, que tu padre los hizo por ti. No te dejan ayudar a los demás, te dicen que te crees muy listo cuando... eres un zopenco... Al parecer la maestra te odia tanto, te reprobó... has perdido un año. Y mira... nos regresamos antes de la primaria, y te han mandado a una escuela especial... Te crees un niño retardado por pertenecer a esa escuela, te da miedo hablar de eso..."

Le pedí que se callara, que ya era suficiente. Pero don Gaspar prosiguió. Quise levantarme y algo no me dejó mover. Don Gaspar se carcajeaba, me imaginaba que hasta las lágrimas se le escurrían por las mejillas de tanto reír. "Suficiente..."

"No, no es suficiente. Reprobaste, y mira, otra maestra, y es peor, peor que una mula. Te exhibe, te llama sabelotodo. Increíble, de verdad que tu vida no es el mundo académico... tus maestros te han humillado, y cargas ese peso para toda tu pinche vida. Ahora eres callado. Te odias a ti mismo; Te reservas... ya no te crees capaz de nada. Has perdido tus habilidades... humillas a los demás, te ríes de ellos... los frenas..."

"Ya cállese, don Gaspar. ¿Cuál es el fin de esos recuerdos? ¿Por qué me tortura con ellos?"

El sol empezó a emerger de entre los árboles. Mis ojos empezaron a cerrarse para que no me lastimaran los rayos. Escuché la sonrisa de don Gaspar. "Me lastima el sol..."

Me pidió que me quedara quieto en mi lugar. "Te he dicho todo esto porque estás aquí conmigo para emprender un viaje en el cual jamás regresarás. Ya diste el primer pasó y demostrarte ser fuerte. Eres un aprendiz, y lo que debe saber un aprendiz, es que nada le hace nada a nadie, un aprendiz sólo se hace daño con los sentimientos".

"¿Aprendiz de qué...?

"¿Por qué te haces pendejo?" Viré para ver a don Gaspar, y lo vi con unas gafas para sol. Se comenzó a carcajear de mí, y yo me levanté irritado, porque ya no soportaba los rayos solares.

"Tienes que modular tu voluntad, muchacho. La voluntad, recuerda, es lo que puede darte el triunfo cuando tus pensamientos te dicen que estás derrotado. La voluntad es lo que te hace invulnerable".

"La voluntad... sé qué es la la voluntad..."

Don Gaspar chasqueó la lengua, se puso de pie y me tomó del hombro.
"Cuando te enojas, te crees en lo justo, ¿verdad? Esto es lo que debes saber, este es tu nuevo camino: La voluntad es algo que un hombre usa, por ejemplo, para ganar una batalla que, según todos los cálculos, debería perder. Tiene que ver con hazañas asombrosas que desafían nuestro sentido común..."

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