miércoles, 10 de octubre de 2007

Dies Absentiae

Recostado en la cama, decidí dejar de leer por unos momentos "El lugar sin límites" de José Donoso, y preferí subirle a la música. Me quedé mirando el techo de la habitación. ¿Era sano realizar una recapitulación? El día... La memoria... Cerré los ojos, y respiré profundamente; me dejé llevar, y en un instante, estaba de pie apreciando la tranquilidad de la bahía, de aquel mar gris y cielo plomizo que advierte una lluvia decidida a prolongarse hasta el amanecer.

El aire era agradable, fresco, casi sentía un leve frío calar mis huesos. Entonces recordé todo lo que había pasado hasta el momento. ¡Qué ganas de colocar una piedra en el muro de la imagen! Había pasado casi un mes y medio en un claustro, leyendo cosas que quizá la memoria no estaba reteniendo. Engañándome a mí mismo mientras veía pasar a la gente, intentando encontrarme ahí caminando: buscando una extraña señal para distraerse. ¡Qué pérdida de tiempo! ¿Problemas existenciales? No (reí), patrones de interacción social... ¿Qué demonios?

"¿Y esa cara... esa frase? ¿Estás deprimido?" De qué hablan... No comprendo. Solían preguntarme si estaba enojado. Sigo siendo el mismo de siempre, quizá externamente no, pero, lo soy. Me preguntó Lucero, si aquella arma que tenía en las manos era real. Reí nuevamente. Sí, Lucero, esta arma es real y está cargada. En algún momento descargará su ira contra alguien. Me dijo que estaba loco. Solté la carcajada. "El que no ha amado alguna vez, no entenderá este tipo de poesía... está jodido..." Sentí unas palmadas en mi espalda; Faine me daba a entender que yo era uno de aquellos jodidos. Salieron unos cuantos murmullos en mi defensa, y leyeron poemas de Lugones... hasta me dedicaron uno. "¿Ya tienes tu tema de investigación?" Supongo que sí, tengo varios en mente, pero... no tengo bibliografía ubicada... (tempus fugit!). ¡Vamos Fabián, tú puedes! Realmente soy un inepto, pero me hago como que sí se puede. ¡Ya cállese!

Pasé por el edificio, y miré a través de la ventana. Había llegado temprano y noté que no estaba solo... una persona estaba sentada leyendo o quizá repasando su lección. No. Qué estupidez. Me siento como loco hablando solo. "¡Qué pedo, güey! ¿Vamos a ir siempre al evento...?" Claro, cuenta conmigo, le contesté a Erani; en verdad no tengo nada qué hacer en casa. Creo que la lluvia no nos ha dejado divertirnos como siempre. Oye... ¿A qué hora te atravesaste?... Erani se perdió con mi proyecto que presenté hace mucho en el curso de Metodología de la investigación... (no lo olvides, le dije, cámbiale el título, ponle: Desplazamiento cultural...) Nuevamente sentado en la biblioteca... un sonido de guitarra, una melodía... no puede ser: Voodoo chile... Steve Ray Vaughan... ¿Qué tiene qué ver ese track ahora? no sé... Well I’m standin’ next to a mountain... choppin’ down with the edge of my hand... Pick up the pieces, make an island... might even raise a little sand...

"Estoy escribiendo cuentos cortos eróticos, pero no algo así tan fuerte..." ¿Erotismo abstracto? Le pregunté a Celcar, "No. Un erotismo reflexivo, algo así..." Vaya. Existen varias maneras de cerrar una temporada (Fuckin' season!): no lo creo... tenemos bajo presupuesto, una trama insípida, y los mismos personajes... ¡jajaja, deja de quejarte, hombre! ...Y Ulises cerró la ventana. "De lo que escribes... parece que te gustan los personajes fatalistas..." Acertaste. Pero a muchos les gusta lo que escribo, bueno... piérdete, Pepe grillo. Vuelvo a mirar, y veo a través de un cristal lleno de gotas diminutas. Las luces de la noche se distorsionan en él. Doy la vuelta en la cama. Maldito insomnio. Mi mente está llena de telarañas, quizá pájaros en la cabeza. ¿Eso es imaginación? Y grité tu nombre/con un grito interno,/con una voz extraña/que no era mía y que estaba muy lejos./ Y entonces, en aquel grito/sentí que mi corazón muy adentro,/como un racimo de lágrimas,/se deshacía en un llanto benéfico./Y que era el dolor de tu ausencia/lo que había soñado despierto.** ¡Ah, no jodas! ¿Qué fue eso? Nada, es sólo uno de esos días nublados, dies irae, uno de esos días de ausencia... en donde se fueron todos y yo me quedé entre la lluvia.




**El canto de la angustia - Leopoldo Lugones.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien Mescalito te la rifaste, esos dias tambien han pasado por mi cabeza.
Saludos