lunes, 6 de agosto de 2007

Sueño # 4

Doña Flora estaba sentada en su hamaca, bordando un hermoso encaje para su huipil. Yo estaba sentado frente a ella con mi cuaderno de apuntes tomando nota a todo lo que me decía acerca del modo de vida de la comunidad. Cuando le pregunté acerca de la tranquilidad del pueblo, doña Flora me miró con ojos de reproche. No entendí su cambio de actitud, era una simple pregunta. Doña Flora levantó su encaje y me lo mostró. Me pidió mi opinión acerca de su obra y yo le contesté que era un excelente y hermoso encaje.

"Cada hilo de color le da forma a estas bellezas, son parte de la textura; cada hilo es parte de la hermosura de este encaje..." Me dijo doña Flora apreciando y acariciando el bordado: Eran flores rojas y amarillas. Le dije que mi abuela también realiza tales bordados. "Sí, es una tradición que toda mujer debe conocer..."

El calor afuera de la casa era insoportable. La casa de huano de doña Flora contenía un clima fresco para mí, pero ella se quejaba del calor y se mecía en la hamaca para disipar el bochorno. "No cabe duda que va a llover... y a cántaros. Mira nada más qué nublado..."

Decidí apresurarme con las preguntas para poder partir cuanto antes. Pero doña Flora me dijo que no desesperara. "Eres muy desesperado, Yef... por cierto, hay algo que detecto en ti... ¿Por qué te sientes tan solo?"

Dejé de revisar mis notas y le pregunté a doña Flora el por qué me hacía semejante pregunta. "Sí. ¿Por qué piensas que no tienes amigos?"

"En realidad, sí tengo amigos, doña Flora. Pero los amigos que tengo se cuentan con los dedos. Ya no puedes confiar en nadie en este mundo".
"¿Podrías mencionar algunos de ellos?" Me preguntó con una sonrisa coqueta. Me sentí incómodo. Se suponía que yo era el de las preguntas. Sin embargo, me convenció, pero antes tuve que decirle que no recordaba ninguno en esos momentos. "¿Qué me dices de Bernabé?"

Me quedé sorprendido. Bernabé fue un amigo de la primaria con el que compartía los gustos por el dibujo. Ambos nos retábamos a realizar el dibujo más impactante, o el dibujo más fidedigno. Lamentablemente esa amistad terminó en un pleito, y ni siquiera pude pedir disculpas. Bernabé se fue a mitad del ciclo de sexto año, hacia Chiapas. Fue el mejor amigo que tuve en mi infancia, a pesar de que al final todo terminó mal.

"¿Y qué me dices de Guillermo?"

Memo, lo conocí en la secundaria. Él también era un gran dibujante; se dedicaba al dibujo de personajes de caricaturas y mangas. Seguimos siendo amigos, a pesaro de que ya no nos hemos contactado, pero nunca tuvimos algún pleito o algo así. Sin embargo, Memo ha tenido una vida triste. Cuando estábamos en la secundaria, yo lo protegía y él en ocasiones me aconsejaba. Éramos los relajistas del salón, provocábamos a los maestros y ellos ni siquiera nos hacían daño a pesar de que nos sentábamos adelante. Ambos habíamos ingresado en la misma preparatoria también, pero dejé de tener contacto con él, cuando abandonó sus estudios. Memo cambió su vida de repente, maduró más que yo... no sólo abandonó la vida que yo envidiaba, sino también a sus amigos. Olvidó todo: sus rutinas, su familia, su modo de vivir, en pocas palabras.. desapareció de nuestra vida cotidiana. "Memo es todo un mescalero..." pensé...

"¿Qué es un mescalero, Yef?" Intenté explicarle a doña Flora acerca de la terminología e ideología de un mescalero. Le dije que los mescaleros, por ley, abandonaban todo, incluso sus puntos de referencia, como Memo hizo con nosotros.

Doña Flora meneó la cabeza y continuó con su bordado. El viento estaba fuerte y entró por la puerta trasera. Doña Flora me pidió, entonces, el favor de quitar la piedra que detenía la puerta para poder cerrarla. Al tocar la piedra, doña Flora se paró detrás de mí.

"Mira nada más que tormenta se nos aproxima, muchacho. Se me hace que te quedarás aquí hasta que pase la lluvia".

Los truenos retumbaron por toda la casa. De repente me sentí transportado a una oscuridad profunda. Me vi a mí mismo parado con los brazos extendidos hacia el cielo, recibiendo la lluvia, los relámpagos y el sonido de los truenos. Era imposible, no recordaba tal escena en mis vivencias. Vi que la niebla que estaba frente a mi otro yo se empezaba a disipar y revelaba un puente.

"Ese puente que ves es el único vínculo que has logrado abrir con el mundo real y el mundo abstracto... lo abriste porque tienes miedo a quedarte solo. Sabes muy bien que quizá abandonarás este mundo, y que ese puente sólo servirá para aquellos que quieran seguirte".

Le dije a doña Flora que estaba equivocada. En realidad el puente era mi batalla, mi desafío. Y que jamás lo atravesé, y no lo cruzaré porque tengo motivos para quedarme en este mundo. Ella me miró y me mostró nuevamente su encaje. "¿Ves este hilo? Este hilo color rojo es parte de esta hermosa flor. Este hilo eres tú... y la flor es tu mundo..."

Desperté con gripa aquel día. Mi único vínculo había dado sus últimas para poder escuchar aquella voz distante. Pronto regresaría a casa....

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