domingo, 11 de noviembre de 2007

Ella es...

Ha caído la noche. Caminas por la húmeda calle, y la tenue luz de los faroles intenta revelar tu silueta. Juegas con las sombras creando figuras desconocidas. Ríes como niña y corres hasta provocar que la noche retroceda y se vuelva ocaso, que el ocaso se vuelva mediodía, que el mediodía se vuelva amanecer. Estás en la cama, despertándote; estirándote como un minino. Decides como todos los días crear un arco iris, y que el alba entre por tu ventana. Acaricias tu cabello. Y te abrazas para descubrir tu calor interno. Abres tu cofre y escoges un vestido, el más elegante. Sales al patio; subes al techo; te fijas que nadie te invada. Miras al cielo, y dejas que el viento te eleve el cabello. Te percatas de que el cielo, de repente, se ha nublado; escuchas los truenos. Llueve. Y el vestido que llevas puesto comienza a brillar. Te elevas, eres un ser luminoso y combates contra lo incierto. Tu cuerpo es una estrella luminosa, y tus ojos tienen el brillo del fuego. Es una extraña energía la que te envuelve. Provocas una sensación de querer romper los límites de lo conocido. Invitas a descubrir mundos nuevos. Hay algo que es inevitable, y sé lo que es: son tus ojos. Esa mirada penetrante. Esa sonrisa que se dibuja día y noche, y que sabes que está ahí esperando emerger para suprimir el silencio que amarra la luz que quiere iluminar tu corazón. Hay música en tus venas. Una melodía hipnotizante, cadenciosa. Te hace mover entre los fulgores de la luna. Despiertas a un ser alado, un ser hermoso que se eleva hasta la bóveda celeste y que juega con las estrellas. Con una sonrisa coqueta, inicias juegos desconocidos que a pesar de ser riesgosos, te armas de valor y creas una armadura incapaz de quebrarse ante la gélida noche. Retas a los entes más horribles, y aunque no lo creas, sales airosa, ganas la victoria. Hay un grito capturado en las paredes. Poco a poco se resquebraja aquella habitación. ¿Quién eres? ¿Quién te ha dado ese poder? Pocos tienen la dicha de ser un ser luminoso. De tener ese poder para ser tan fuertes. Ese poder es tuyo. Es un arma. Eres más que un ángel, eres una guerrera. ¿Por qué te digo esto? Sé que todo esto ya lo sabes. Soy yo el que está admirado.

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