domingo, 27 de abril de 2008

El intérprete de los sueños

Aquel día desperté con un terrible dolor de cabeza. Revisé que las maletas estuvieran listas, y recordé aquel sueño. Ya en el desayuno le comenté a Loreto que antes de irme de Oaxaca, quería ir a la capital para ir por algunos libros. Me dijo que estaba bien, pero que antes de partir de San Andrés teníamos que ir a visitar al intérprete de los sueños, porque no quería que aquel dolor de cabeza se prolongara en todo mi viaje. El sueño fue más que extraño, fue surreal: Estaba en mi habitación viendo el reloj de pared que tengo frente a la cama, se había agotado la batería y la hora en que se habían detenido las manecillas marcaba las 17: 25.

Para ajustar la hora del reloj me dirigí a la cocina y ver el reloj de pared del lugar, me asusté de repente al ver que las manecillas avanzaban a una velocidad extraordinaria como si el tiempo se fugara sin que sucediera cambios en el entorno. Entonces, grité a mi hermana para que vea tal fenómeno, a lo que respondió: ¡Ven, ven afuera, estoy en la calle! ¡Ven, ven a ver las sombras moverse lentamente! Salí y la miré, sin mirar las sombras que ella me había advertido, levanté la mirada al cielo y vi una noche estrellada.

"Los mescaleros quiebran el fluir del tiempo. El tiempo, tal como nosotros lo medimos, no existe cuando uno ensueña como lo hacen los mescaleros. Ellos lo extienden o condensan a voluntad, y no lo consideran en términos de horas o minutos. Al ensoñar despiertos aumentan nuestras facultades perceptuales. Sin embargo con el tiempo sucede algo por entero distinto. La percepción del tiempo no aumenta sino que queda totalmente cancelada. El tiempo es siempre un factor de conciencia, o sea que su percepción es un estado psicológico, automáticamente transformado por nosotros en medidas físicas. Es algo que llevamos tan grabado que, aun cuando no lo percibamos, un reloj suena en nuestro interior marcando subliminalmente el tiempo". Dijo el intérprete de los sueños, una vez que le hube contado mi sueño. Loreto parecía no respirar y al parecer su mirada estaba fija en aquel anciano que interpretaba mi sueño.

"En el ensoñar despierto esa capacidad esta ausente. Una estructura por completo nueva y nada familiar se hace cargo; una estructura que de alguna manera no es para ser interpretada o entendida como normalmente hacemos con el tiempo".

"O sea que todo lo que sabré conscientemente acerca del ensoñar despierto es que al tiempo lo han extendido o comprimido". Dije, procurando entender la aclaración.

"Comprenderás mucho más que eso. Cuando te hagas experto en adentrarte en la otra conciencia; tendrás conciencia de todo lo que desees, pues los mescaleros no están involucrados con medir el tiempo sino en usarlo, en extender o comprimirlo a voluntad".

"En tal caso alguien debe saber cuánto duró mi ensueño. ¿Quiere inferir que puedo estar ensoñando despierto ahora? De ser así ¿qué hice para alcanzar este estado? ¿Qué pasos tomé?"

"Los más simples imaginables. No te permitiste ser tu ser usual. Esa es la llave que abre puertas. Muchas veces, y de diferentes maneras, te han dicho que un mescalero no es lo que piensas que es. Decir que no permitirte ser tu ser usual es el secreto más complejo de un mescalero; suena tonto pero no lo es. Es la llave al poder, y por lo tanto lo más difícil que hace un mescalero; y sin embargo no es algo complejo, imposible de entender. No confunde la mente, y por tal razón nadie puede siquiera sospechar su importancia o tomarlo en serio. A juzgar por el resultado de tu sesión de ensoñar despierto puedo decir que has acumulado suficiente energía mediante el acto de impedirte ser tu ser usual".

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