viernes, 1 de febrero de 2008

En la penumbra

Estoy de pie, en el centro de una habitación oscura. Una voz muy dentro de mi ser dice que es el reino de aquella sombra que quiere luchar contra mí. A pesar de la oscuridad, sé que no se trata de un sueño: es la realidad. Comienzo a caminar para descubrir algún objeto que se encuentre alrededor, sin embargo no hallo nada. No escucho nada. Aprieto los ojos para preguntarme cómo he llegado aquí. ¿Será acaso un simulacro? Que yo sepa, la lucha aún no se puede librar; aún no tengo ni la energía suficiente para encararla.

Abro y cierro los ojos, pero sigo viendo oscuridad. Entonces evoco a aquella mujer que me da la esperanza de existir y no rendirme en la batalla. Primero encuentro su mirada, luego escucho su risa, que es la que me guía hacia una ventana tapiada por fuera, y en que minúsculos rayos de sol intentan penetrar para iluminar el suelo. Al sentarme en el frío suelo, medito: sé que no hay salida en este lugar. Decido musitar su nombre. Me gusta como suena. Y le pregunto: ¿Algún día estarás a mi lado? ¿Podré tocar tu piel, y sentir tu perfume? Me gusta pensar que cuando logre librarme de esta oscuridad, tú estarás afuera, y serás la primera persona que me lastimará los ojos al verte, y que me hechizarás completamente. Porque realmente te quiero. Siempre pienso en ti, siempre suspiro por ti, siempre intento adivinar qué haces y en qué estás pensando.

"El amor, el maldito amor... ¿Crees en eso? Yo sé que el amor es más que una ilusión. Realmente no sabes qué es el amor, porque jamás has amado. Piensas que todo es fácil, sencillo, eh. Mírate, ¿Crees que los demás aún depositan su fe en que llegará alguien para liberarlos? Pues muere con esa fe." La sombra se hizo presente y mientras hablaba, se acercaba hacia mí. Lo sé porque escuché arrastrar sus pasos. Llegó ante mí, y sentí su mirada hosca. Le pregunto por qué me ha traído a su mundo. Nada más ríe, y continúa con su sermón:

"¿Has visto? Mira cuanta gente ama. ¿Ama realmente? Detecto que en tu corazón hay mucha envidia hacia esos seres que aman. Sí, ellos han tenido mucha facilidad de encontrar a alguien para amar, para sentirse amados, para compartir. Tú eres un pobre iluso: luchas, sigues luchando, y lo seguirás haciendo hasta el final de tus días, mi buen amigo. Qué triste, la verdad es muy triste. Tú tienes la capacidad de amar, pero de no ser correspondido. Te esfuerzas, deseas tanto, JAJAJAJAJA, ¡que nunca lo logras! En cambio el resto, ama y lastima, hiere a su amor. Qué saben ellos del amor, si al lograr su objetivo, lo confunden con la posesión y piensan que es un objeto más que han logrado ganar, y que ahora puede colocarse en la repisa de los trofeos para que se acumule de polvo y telarañas, ¿no es así? ¿No es eso lo que hacen? Y tú piensas que así no debe ser, ¿verdad? ¿Tú realemente qué sabes? Piensas que es así porque no has amado, y no te han amado. Verás que si tú no lastimas, alguien te lastimará".

"¿Por qué me dices esto? ¿Qué hecho para estar aquí?"

La sombra ríe nada más.

"Es cierto lo que dices. Eso siento al respecto, pero es un pensamiento que me motiva a avanzar en mi sendero. Aunque no gane. Aunque... No es un problema sabes... yo..."

"¡QUÉ TONTERÍA! No necesitas explicarme tus malditas creencias. ¿Para qué te justificas conmigo? ¿A quién le importa? Realmente no importa lo que pasa por tu pensamiento, ¿crees que a alguien le importe? Puede ser que sí, pero, en realidad es un fastidio saber lo que le ocurre a la gente. Eres un imbécil, eso es lo que eres, ¿te has preguntado por qué no tienes éxito? JAJAJAJAJAJA, ¿te has preguntado por qué te suceden ese tipo de cosas? ¡Y dices que actúas como un mescalero! No aplicas ni la más mínima regla de los mescaleros. Un mescalero jamás estaría en este lugar: en la penumbra. Tú, porque eres un hombre común, estás atrapado aquí, y jamás hallarás la salida".

Inclino la cabeza. Quizá esta sombra tenga la razón. Le digo que me muestre el fondo de esta habitación para internarme eternamente; luego vendré hacia la ventana a contemplar los minúsculos rayos de sol.

"No, amigo. Yo no te puedo llevar a donde tú quieres ir, debes arriesgarte por tu propia cuenta. Si te hace sentir mejor, te diré una cosa: usa tu voluntad; reactívala. Es lo único que le queda a un mescalero para estas ocasiones. Tus buenos recuerdos son los que te mantienen vivo. Alguien te lo dijo: Para poder lograr lo que quieres, tienes primero que sudar tinta..."

Y la voz de la sombra se apagó.

Yo me quedé sentando, pensando en aquella mujer con brillo de luna, mi voz distante. Luego de reconstruirla, comencé a contarle cuentos, para cuando llegue cansada, pudiera dormir tranquilamente...

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