domingo, 10 de febrero de 2008

Somnium

Soñé que caminaba por aquella calle iluminada por la luna. Descubrí muchas caras conocidas. Caras de personas que me habían herido fuertemente.

Soñé que un día desperté y de repente, alguien me tomó de la mano, y me llevó a mundos de los que jamás mi mente podía imaginar. Aquel hermoso ser me contagió de su alegría, me cantaba, me contaba historias, me aconsejaba, era alguien al que podía recurrir, y reconfortarme. Pasé largas noches de insomnio por aquel ser hermoso. Sin embargo, una noche desapareció. Quedé inmerso en la soledad. Aún así, con mi tristeza, recordaba aquellos pasajes que compartimos. Nunca perdí la esperanza de volver a encontrar aquel ser hermoso. Y así sucedió, volvió aparecer.

Soñé que yo ahora era el que gratificaba todo aquel amor y amistad que me brindó. Sentí una enorme deuda, quizá infinita. Mi deuda era corresponderle todo ese sentimiento que había compartido conmigo. Ahora era mi turno de demostrarle que aquel ser hermoso era un ser excepcional, capaz de revivir el ánimo.

Soñé que el sueño aún no ha terminado, y si terminó, me quedé dormido. Si este es un sueño, ahora comprendo, realmente entiendo, que es mejor estar dormido que despierto. Porque en el sueño soy feliz. En los sueños soy capaz de elevarme y encontrarme con el ser hermoso. En los sueños puedo hablarle día y noche, sentados en una banca.

Si algún día despierto de este sueño, significa que he muerto.

0 comentarios: