jueves, 29 de octubre de 2009

La Regla del Naualli: un grupo de Mescaleros

Cuando el increíble logro de darse cuenta del propósito global llega a sernos patente, entonces atisbamos una línea evolutiva superior. Percibimos la posibilidad de integrarnos con nuestros recíprocos energéticos en una forma de vida cuyos propósitos distan tanto de las preocupaciones del mundo cotidiano, como la conciencia que tiene una célula de nuestra totalidad. Los nuevos nauallis llaman a esa formación: la Partida del Naualli.

¿Qué son los recíprocos energéticos? Son seres humanos que poseen características luminosas que se complementan. La energía es recurrente, genera patrones que todos compartimos. En términos generales, puede decirse que hay 4 matrices luminosas básicas con 12 variantes, sintetizadas por el hombre Naualli y la mujer Huizache. En la medida que una esencia se acerca al ideal luminoso de su clase, manifiesta un grado de conciencia superior.

Cuando los modelos ideales se encuentran, tienden a combinarse. Los sentimientos de atracción entre los seres humanos pueden explicarse como resultado de la fusión de sus moldes energéticos. Lo normal es que tal fusión sea parcial, pero a veces ocurre una repentina e inexplicable oleada de simpatía; un naualli diría que ha tenido lugar un acto de reciprocidad energética.

Los mescaleros de una Partida se combinan de modo tal, que su relación produce óptimos resultados en el sentido de ganar y acumular poder. Es difícil dar con cuerpos luminosos característicos que estén disponibles para la tarea del naualli; lo ordinario es encontrar esencias deformadas por la vida mundana. Pero, cuando un naualli consigue integrar a su Partida, la energía de sus mescaleros se fusiona. Ellos sacrifican su individualidad por una meta superior, y el retornar a su anterior aislamiento ya no es posible, sólo les produciría la muerte. Puede decirse que una partida no está formada por individualidades, sino que es un solo organismo vivo, de alcances que ya no son humanos.

¿Cuántos mescaleros integran un grupo? El orden normal de una partida es cuatripartita, ya que la Regla tiene forma de pirámide. La formación y el crecimiento se realizan de acuerdo con esa estructura básica. Como en las pirámides, la arquitectura del grupo se compone de una base con cuatro puntas, integradas cada una de ellas por 3 mescaleros: una ensoñadora, una contempladora y un ayudante masculino. Las puntas se conectan entre sí a través de mensajeros y por encima de todos está la pareja de nauallis.

La Regla se manifiesta a un hombre o una mujer doble mediante una visión y ellos tienen que aceptarla para ser considerados nauallis. A partir de esa aceptación, los nauallis van juntando poco a poco a sus mescaleros, siguiendo siempre las señales del espíritu. Su capacidad de conducir es natural e indisputable, porque ellos, al ser dobles, reflejan a cada uno de los tipos de su Partida.

Se puede definir a los nauallis como un hombre y una mujer de extraordinaria energía involucrados en un acto de fecundación de un alcance infinitamente más elevado que todo cuanto conoce el ser humano. Mientras permanecen juntos, ellos suelen presentarse frente a la sociedad como marido y mujer.

La facultad del hombre naualli es usar las palabras más adecuadas para decir las cosas con precisión, claridad intelectual, fluidez y belleza. Entre los nauallis del linaje al que pertenecía don Gaspar, el augurio para ocupar este puesto era estar muriendo. Todos sus líderes fueron encontrados en tales condiciones.

¿Y cuál es la Regla para la mujer Huizache? La Huizache es la luz que orienta todo el esfuerzo, la verdadera madre. Lo normal es que ella parta antes que el grupo y se mantenga fluctuando entre el sueño suspendido, visitando a los aprendices en el ensueño. Funciona como un faro y, en caso de necesidad, puede retornar del sueño suspendido para sembrar una nueva generación de nauallis.

Por su parte, las mescaleras son de dos bandos: contempladoras y ensoñadoras. Tienen dos tipos de funciones: servir como portales y como guardianes. Los portales pertenecen al rumbo del Sur, son el colador o filtro por donde pasan los aprendices. Determinan si un mescalero se queda o se va y tienen la mayor ingerencia en la forma de disponer a los miembros del equipo. Además, ellas son las convocadoras en las reuniones de poder.

Los guardianes son una especie de versión externa de los portales; hay uno blanco y uno negro. Se les ha encargado vigilar por el buen funcionamiento del grupo, lo cual significa que están alertas ante posibles ataques desde el exterior y también están prestos a resolver los problemas internos. Entre los nuevos nauallis, todas estas funciones están a cargo de las mujeres.

¿Por qué es así? Porque las mujeres tienen mayor movilidad y más energía que los hombres. Casi todo el universo es de naturaleza femenina, y los equipos de mescaleras viajan por allí como si estuviesen en su propia casa. Esa capacidad de circular sin interferencias por la energía oscura las convierte en la batería del grupo. En cambio, nosotros los hombres somos detectados enseguida, porque nuestra energía es clara y se delata. Además, como no fuimos hechos para parir, no tenemos un órgano especializado para el ensueño. Exceptuando al naualli, los elementos masculinos no tienen mucho brillo dentro de una Partida.

Aun así, la Regla establece que haya 4 mescaleros dedicados a organizar, explorar y comprender, para lo cual ellos fijan sus esencias en sitios muy específicos de la energía. Su presencia sirve para estabilizar al grupo, neutralizando las frecuentes explosiones de poder que protagonizan las mescaleras. Si no fuera por ellos, la estructura se volatilizaría en cuanto las mujeres lograsen cierto grado de eficiencia. Así que los hombres funcionan como anclas; fijan al grupo hasta que se consigue un máximo de poder.

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