miércoles, 12 de noviembre de 2008

Lugares comunes (pensamiento de un hombre común 6)

Sí, el hombre común no sabe lo que en realidad quiere... más bien siempre desea tener todo para que al final lo abandone... Es la ansiedad de poseer todo para demostrar su poder, pero no sabe que todo ese deseo es sólo un capricho, y por lo tanto un adquisición efímera...

Cuando veo ese mundo que capturas. Cuando veo la intensidad del color de aquellos paisajes, me transporto repentinamente a otro lugar. Un lugar distinto al que habito. Siento incluso el aroma o la melancolía de ese nuevo mundo. Un lugar en donde todo puede ocurrir, y el deseo es eterno. Un lugar blanco y negro, en el que no es necesario distinguir las cosas. ¿Y sabes cuál es ese lugar?

...Es mi mente.

Se admira de sus pensamientos, de su mente: el único medio entre la ilusión y la realidad. Pero qué hay cuando "quiere" o "ama": ¿Pierde la cabeza?

La quiero, la amo, estoy profundamente perdido por ella... Sólo pienso en ella, lo admito. Escucho su risa en cualquier rincón de mi habitación. Miro a cualquier parte y aquellos ojos pizpiretos me ven y me hechizan. Siento una enorme ansiedad de querer escuchar su voz, de verla sonreír... Cada día se convierte en un martirio por sentirme atado, encadenado en mi habitación y no poder correr tras ella y estrecharla fuertemente a mi cuerpo. Sentir su aroma y descubrir su respiración. Sentir lo suave que son sus manos.

Me vuelve loco, y ella lo sabe. Su belleza me atrapa, y me dan ganas de gritar su nombre, para que me escuche y sepa que está en mi pensamiento... Es mi musa. Con su esencia imagino lo imposible como factible, pero a veces todas esas emociones se unen y se vuelven miedos. Miedo de no poder avanzar hacia ella; de que me tiemblen las piernas y se quiebre mi voz... es amor. Mi boca se seca, mi estómago siente un vacío enorme. Y aprieto los ojos para dejar de pensar en tonterías. Sólo ella puede salvarme...

Quiero...


Dispone su destino en las manos de alguien que posiblemente lo llevará a su perdición... Y su composición ni siquiera es novedosa... es un lugar común- Pero por qué hablo de esto si soy un mescalero... Parece una queja, ¿no? Pues bien, porque yo cuando estuve en el mundo del hombre común, tuve los mismos pensamientos.

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