viernes, 31 de octubre de 2008

Felonía (pensamiento de un hombre común)

Una de las debilidades de un mescalero es retornar a la vida cotidiana de un hombre común, y esa vida es una vida de queja, de lástima, de limitaciones. Los mescaleros de mi grupo me lo han advertido siempre: "puedes abandonar tu camino, pero al final te darás cuenta de que vivir como mescalero es la mejor opción".

Cuando abandoné mi camino y conviví con la gente, me di cuenta de que tenían razón. Tuve meses, quizás años, con esta convivencia, que poco a poco me iba transformando en lo cotidiano. Me di cuenta de mis errores, me di cuenta de la vida que llevaba hacía mucho tiempo.
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Me sentí traicionado. Solo. Cada día me estaba cansando de convivir con aquellas sombras que sólo viven de lastimarse unos a otros; de buscar un culpable para justifcar sus actos; de comentar sus vidas unos a otros para que al final busquen el factor del problema; de exigir a gritos un verdugo.

¿Cómo iba a mantener la confianza en esos seres? Al mismo tiempo me preguntaba: ¿Qué es la amistad? ¿Cuál es el verdadero fin de convivir con ellos? Es mejor vivir en la soledad, no involucrarse con nadie; porque sé que no soy el único, sino que también, los que están alrededor de esa sombra moribunda, se embarrarán del dolor y la perfidia de pasar la culpa a cualquiera que se atraviese en su mundo.

Estoy hastiado. La solución siempre ha estado presente en mi mente, pero jamás la puse en acción. Si quiero ser libre de toda esta estupidez, de todo este falso teatro que levantan estos seres… ¿Acaso son felices arrastrando a los demás hacia su perdición? El único camino es la distancia, siempre ha sido. De tender un puente, para quienes en verdad quieren verte y hacerte sentir bien. No para esos seres que viven de invenciones, cizaña y dolor constantes.

Si quieren odiarme, adelante. Sólo sé que la enseñanza de todo esto es volver a ser desconfiado… Hablar de mí mismo y lo que padezco, sólo es un arma para mi enemigo. Malditas lenguas bífidas y ponzoñosas… ¿Y por qué digo todo esto? Porque caí en su juego y lastimé a quienes confiaban en mí.

Entonces, alguien me dijo: "REGRESA, Y ESFUÉRZATE POR PERDER LA FORMA HUMANA".

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domingo, 26 de octubre de 2008

En otros mundos

Desperté en mi habitación, un sábado, a las 6.30 am.

Cuando miré por la ventana de mi habitación noté que el cielo estaba nublado, como si hubiera acabado de llover, o estuviera a punto de llover. La brisa que entraba a la casa estaba fresca. Me dieron ganas de regresar a la cama y cobijarme para volver a dormir, pero repentinamente el sueño se me quitó. El silencio reinaba en mi habitación. Ni un sonido de música al lado con mis vecinos, ni un ladrido de algún perro. Me pregunté si acaso estaba durmiendo. No lo estaba. Me senté en el colchón a hacer memoria. Sólo recordé estar frente a Yolanda y los enemigos inorgánicos.

Por más intentos que hice en recordar todo lo que sucedió en aquel lugar, no pude reconstruir nada. Esta vez me tiré sobre la cama, y cerré los ojos. Volví a dormir acaso, pero de repente tuve una visión, un sueño. Nuevamente vi una silueta en el espacio onírico, se había transformado en ella, y me dijo con voz suave que me daría un regalo, una vista al universo. Caminamos, parecía que caminábamos, pero en realidad no era así. Ante nosotros, como si una niebla se disipase, apareció un agujero, aquella mujer me dijo que era el ojo del universo, y que si miraba a través de él, vería cosas sorprendentes. Fue extraño pero aquella escena me había recordado a un cuento de Borges: Vi a todos los seres de nuestro mundo, los seres orgánicos para aquella sombra; vi a cada uno con sus respectivos quehaceres, y me sorprendía porque eran millones, y apreciaba a cada uno.

Luego de verlos me dijo que ahora mirara al cielo. Era un cielo nocturno estrellado. “Así como ves la cantidad de estrellas que son infinitas, así son los seres orgánicos en el mundo. En realidad cada estrella protege a cada uno de los habitantes de tu mundo”. Entonces, nos elevamos hacia las estrellas, y no sé, pero me emocioné por conocer mi estrella guardiana, pero cuando llegamos, resultó una desilusión, pues me dijo que las estrellas que veíamos eran solamente luz que viajaban millones de kilómetros… De repente, dejé de recordar. Tenía los ojos abiertos mirando el techo del cuarto. Entonces, me levanté y después de bañarme y arreglarme, salí a la calle en busca de un mescalero.

Me sorprendí al salir, ¡no era mi casa! Al salir había una enorme llanura a lo lejos. Árboles a mi costado, la hierba se bamboleaba con la brisa agradable de aquel lugar. Miré a mi lado derecho y el sol brillaba intensamente, como si de un atardecer se tratase, pero lo más extraño es que los colores estaban intensos, exageradamente intensos. Al virar a mi lado izquierdo, la noche intentaba dominar, pero no había ninguna estrella. Sólo había otro sol intentando brillar. A lo lejos, frente a mí vi varias lunas en sus distintas fases. No quise mirar hacia arriba, porque había presentido que otro sol estaba en el cenit brillando intensamente.

Sentí un leve pánico por estar en aquel lugar, pero desapareció aquel miedo para convertirse en extrañeza, pues un ser caminaba desde la llanura hacia mí… mi conciencia me dijo que era un viejo amigo…

Desperté.

Qué lejos estaba ahora del mundo.

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martes, 7 de octubre de 2008

Enemigos inorgánicos

Estaba en ese lugar oscuro al que de repente mi conciencia denominó: El infinito. Yolanda me había trasladado a ese lugar, según ella, para rescatarme de un terrible abismo al que estaba a punto de caer y transformarme en una sombra. De acuerdo con los argumentos de Yolanda, mi naualli estaba luchando internamente contra unos enemigos inorgánicos, los cuales (al mismo tiempo que Yolanda me sentaba para explicar a fondo el peligro y solución) estaban rondando en aquel tétrico lugar.

Son nuestros enemigos, y tenemos que cuidarnos de ellos. En estos momentos te atacan porque has olvidado muchos de los preceptos, ¿y cómo sabemos que te están atacando? Por la actitud que estás manifestando: tu agresividad no es nada más que la manifestación de un enemigo inorgánico. Quiere destruirte para poder saltar a otro ser orgánico y absorber su energía. Ésta es su manera de sobrevivir”.

Le confesé a Yolanda que nunca había oído a nuestros benefactores hablar de ellos. Sin embargo, refutó, estaba equivocado; si no habían hablado de ellos, era porque había estado presente ante tales seres. “Tú como aprendiz quizá los viste de cerca, como unos entes gigantescos, oscuros, que siempre te intimidaban. No dudo que hasta fuiste vigilado por esos enemigos en tu entorno: universidad, habitación o incluso en los mismos mundos a los que Gaspar y Celestino te habían llevado”. Comencé a recordar…

“¿Cómo me están atacando?”
Cierra los ojos. En este mundo debes ver con los ojos del naualli, no con la mirada de tu mundo. Ahora puedes verlos…”

Cuando cerré los ojos vi entes oscuros flotar alrededor de nosotros, eran millones de ellos, quizá cubrían aquel plano en el que estábamos. “Ahora no pueden atacarnos, porque te estoy protegiendo. Al penetrar en estos mundos, dejas abierta la puerta a tu universo, por eso ellos aprovechan a salir del suyo y devorar la energía que les regalas, siempre de manera inconsciente, claro. Pero por supuesto que la voracidad de estos seres no es nada dolorosa, al contrario, para que no lo notes, te dan a cambio ciertos ensueños, ya sean eróticos, fantásticos y sensacionales. Lo peor de todo es que cada vez que absorben nuestra energía, les damos la capacidad de imitar una imagen, y convertirse en formas cuasihumanas como podrás ahora observar…”

Miré alrededor y aquellos entes que eran oscuros de repente adoptaron la forma de mis familiares, amigos y conocidos. Me sentí con odio y con tristeza al mismo tiempo, que hasta tuve ganas de levantarme y golpear a los farsantes, pero Yolanda me detuvo, dijo que me calmara. Al reaccionar de esa manera no hacía nada más que regalarle energía aquellos seres. “A pesar de que ya eres un naualli, no has perdido tu forma humana. Por lo tanto no puedes controlar tu energía. Es decir, todo daño lo haces personal”.

“¿Cómo puedo contrarrestarlos?”
Al parecer tienen una debilidad. Ellos mismos se la han generado al absorber nuestra energía: nuestras pasiones. Así como un ser orgánico, ellos también le temen a la soledad. Buscan compañía, y una vez que forman una sociedad, como la que tenemos frente a nosotros, buscan su individualidad…”

Te han sembrado miedo y agresión. Por eso, ahora que te deje aquí frente a ellos, tienes que aplicar estas acciones: Ser coherente al actuar y al hablar. No tomes nada personal. Ninguna ofensa, ni una herida, las hagas personal. Recuerda que te atacan con una farsa, para hacerte sentir mal. Recuerda: eres como un espejo, él no te ve. Él no está interesado en ti; ataca su reflejo, por lo tanto el problema no es tuyo, sino de él. No supongas nada, ni des nada por supuesto; el mundo es un misterio, no lo olvides. Si dudas, aclara esa duda; si sospechas, pregunta… Haz lo mejor posible, y vuelve sin tu forma humana”.

Sólo un último punto: Los enemigos inorgánicos aprovechan nuestro diálogo interno para situarse en el lugar escogido y proyectarse. Trata de no hablar contigo mismo en este mundo”.

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