miércoles, 9 de junio de 2010

La fractura entre los mundos

“¿Quieres decir que no sabías que Rosaura era aprendiz de don Gaspar?”

No, no lo sabía.

“Era la aprendiz más antigua de don Gaspar. Saltó antes que tú, y lo hizo sola”.

En ese momento me preguntaba por qué don Gaspar nunca me había dicho nada acerca de Rosaura. ¿Quién sabe? Alguna razón habrá tenido. El Naualli jamás hizo nada sin pensarlo cuidadosamente. Tuve que apoyar mi espalda dolorida contra la banca.

¿Qué sucedió con Rosaura?

“Lo está haciendo muy bien. Tal vez sea la mejor de todas. La verás. Está con Loreto y con Alvina. Ahora son inseparables. Lo mismo ocurre con la Mescalera y Yolanda; son inseparables porque llevan la marca del Naualli”.

Dilian me examinó con cierta curiosidad.

“El viento acaba de hacerme saber que no crees NADA de lo que te estoy contado” dijo, y rompió a reír.

El viento tiene razón, le respondí, en tono cortante.

“Las niñas que has estado viendo a lo largo de los años son las del Naualli. Eran sus aprendices. Ahora que el Naualli se ha ido, son el Naualli mismo. Pero también son hermanas de Magaly. ¡Suyas! Y al decir que son suyas, es porque el Naualli las dejó a su cuidado”.

Pasé largo rato contemplando a Dilian.

“Magaly y Yolanda me pusieron sobre aviso por lo que hace a tus rarezas todo el tiempo, pero no había logrado entender, el significado de sus palabras. Ahora sí. Me dijo que tuviese cuidado y no te provocara porque eras violento. Lamento no haber sido todo lo cuidadosa que debía. También me dijo que, mientras te dejasen escribir, podías llegar al propio infierno sin siquiera darte cuenta. En cuanto a eso, no te he molestado. Luego me dijo que eras suspicaz porque te enredabas en las palabras. Tampoco en cuanto a eso te he molestado. He hablado hasta por los codos, tratando de que no te enredaras”.

Había una tácita acusación en su tono. En cierta forma, el estar irritado con ella me hizo sentir incómodo.

Lo que me estás diciendo es muy difícil de creer. O tú como los demás o don Gaspar, algunos me han mentido terriblemente.

“Ninguno te ha mentido. Tú sólo entiendes lo que quieres. El Naualli decía que esa era una de las características de tu vaciedad. Las niñas son las hijas del Naualli, del mismo modo en que tú y Pablo lo son. Hizo seis hijos, cuatro hembras y dos varones. Celestino hizo tres varones. Son nueve en total. Uno de ellos, Fidencio, ya se ha ido”.

¿A dónde se fue Fidencio?

“Fue a reunirse con el Naualli y con Celestino”.

¿Y a dónde fueron el Naualli y Celestino?

“Tú sabes dónde fueron. Me estás tomando el pelo, ¿no?”

Esa es la cuestión, Dilian. No te estoy tomando el pelo.

“Entonces te lo diré. No puedo negarte nada. El Naualli y Celestino regresaron al lugar del que vinieron, el otro mundo. Cuando se les agotó el tiempo se limitaron a dar un paso hacia la oscuridad exterior y, puesto que no deseaban volver, la oscuridad de la noche se los tragó”.

Me parecía inútil hacerle más preguntas. Iba a cambiar de tema, cuando se me adelantó a hablar.

“Tuviste una vislumbre del otro mundo en el momento de saltar, según me dijo Magaly. Pero es posible que el salto te haya confundido. Una lástima. Eso nadie lo puede remediar. Es tu destino ser un hombre. Las mujeres están mejor que los hombres en ese sentido. No están obligadas a arrojarse a un abismo. Las mujeres cuentan con otros medios. Tienen sus propios abismos. Las mujeres menstrúan. El Naualli me dijo que esa era su puerta. Durante la regla se convierten en otras cosas. El Naualli insistía en que las niñas estuviesen atentas a todo lo que les sucediese en ese momento. Las llevaría a los cerros durante esos días y se quedaría junto a ellas hasta que viesen la fractura entre los mundos.

“El Naualli, que no tenía escrúpulos ni sentía miedo ante nada, las acuciaba sin piedad para que llegasen a descubrir por sí mismas que hay una fractura en las mujeres, una fractura que ellas disfrazan muy bien. Durante la regla, no importa cuán bueno sea, su disfraz se desmorona y quedan desnudas. El Naualli impelió a las niñas a abrir esa fractura hasta que estuvieron al borde de la muerte. Lo hicieron. Él las llevó á hacerlo, pero tardaron años.

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