domingo, 13 de diciembre de 2009

Retraído

Ya estaba advertido. La soledad sería muy rígida en esta época. Me senté a ver caminar la gente aquel día, y recordé, con una imagen muy clara, las fotos más recientes que descubrí de ella. Fotos del mes de octubre. Y pensé, es curioso cómo puede existir un sentimiento tan semejante. Ver a una persona y sentir algo tan "delicioso", y que al mismo tiempo te "amargue". Sí, me refiero a esa sensación, o deseo de estar con esa persona, pero sabes que no puedes, porque...

Sentí que el hábito de escribir o describir las cosas se me escapaba, bueno, no es que sea hábil escribiendo, pero esas ganas de escribir algo, lo que sea... ya no se ostentaba en mi ser. Así que tuve que recurrir a mi fuente de inspiración: la música. Un sonido de guitarra, un tema de Maaya Sakamoto... "Kotomichi"... Kanjou ha dare ni osowaru demo naku (A nadie le enseñan sobre los sentimientos) Mochiawaseru mono na no ni jibun de sae (Incluso uno mismo nunca puede clasificar bien) itsumo umaku bunrui dekinai (los que lleva dentro) Odayaka de kowakute tsuyokute azayaka de (Tranquilamente, con miedo, con fuerza, radiantemente) sore o tada ukeireru dake (simplemente aceptamos eso)...

Pensarás qué significa todo eso... nada. Trato de definir las cosas, pero realmente no valen la pena, me siento como el mito de Sísifo... sí, la filosofía del absurdo. He prometido tantas veces intentar acercarme y decirte... pero desisto, y lo sabes, lo tienes muy en cuenta. Quizá estoy esperando una correspondencia tuya, pero igual que tú, sé que no pasará. Porque, o los dos somos tímidos, o sinceramente no nos necesitamos. ¿Para qué necesitarnos? Tú eres feliz tal como eres ahora, yo soy infeliz por buscarte, pero, ¿no es eso lo que me hace feliz? ¿lo que hace sentirme menos absurdo?

Me acomodo en esa banca, y disfruto de mi compañía, mientras veo el teatro de la vida, en el que todos se saben mudamente sus roles y sus movimientos. Uno esquiva a otra persona, otro desea ser rozado por otra persona. Uno mira, y la otra esquiva la mirada. Uno grita, otro se traga sus palabras, otro se le hace un nudo en la garganta, y otro no sabe expresar lo que está sintiendo. Sí, soy un retraído más. Disfruto de mi compañía con la soledad.

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